miércoles, 28 de septiembre de 2016



¨CONSIGUE TUS SUEÑOS. O NO”

Absalón Artigas tenía 17 años cuando acudió a mi consulta acompañado por sus padres que mostraban un contenido estado de desesperación.
Quisieron que él estuviera presente mientras desgranaban un repertorio completo de inadaptación, rebeldía e insumisión que les resultaba absolutamente insoportable y estaban dispuestos a tomar decisiones más drásticas, si esta última bala ( me di por aludido en mi papel de proyectil) no daba los resultados deseados que para ellos no eran otros que comprometerse con los estudios, observar las normas de convivencia que imperaban en la familia e incorporar el respeto y la educación como elementos básicos de comunicación.


Absalón escuchó impertérrito durante 45 minutos la catarsis paterna promovida por los problemas conductuales que parecía mostrar en el seno familiar. Era obvio que Absalón estaba allí porque no tenía otra opción.
Le propuse que nos viéramos, ya sin la presencia de sus padres, la semana siguiente.
En el día y hora fijados Absalón apareció puntual, sonriente, vestido con las marcas del momento. Cuando la pregunte el motivo por el que estaba allí me respondió que porque sus padres le obligaban. Me gusta la sinceridad de los adolescentes. Indagué sobre si consideraba que hubiera algún problema en las relaciones con sus padres. Me dijo que sí. Y si él entendía que pudiera tener alguna responsabilidad en esa conflictiva relación. La respuesta a esto fue afirmativa pero no contundente. Me pareció suficiente para hacerle saber la importancia de que acudiera libremente a terapia. De no ser así, yo no estaba dispuesto a hacerle el juego ante sus padres.
El proceso duro algo más de un año y resultó intenso, fructífero y transformador. También para mí.
No sé si Absalón cumple ahora todas las normas y pautas familiares y si en ocasiones expresa de forma iracunda los enfados generados en la convivencia con sus padres, pero sí parece mucho más consciente de su mundo emocional, de su realidad y la de sus cercanos, toma decisiones y es capaz de asumir sus consecuencias, en último término ha adquirido un mayor conocimiento de sí mismo aprendiendo a aceptarse y a reconocer sus fortalezas para superarse y crecer.
Todo esto viene a cuento para reflexionar sobre algo que desde hace algún tiempo viene mostrándose en los manidos manuales de auto-ayuda y se recoge con enorme eco en las redes sociales donde se difunden teorías y modelos avalados por arribistas y “expertos” que utilizando de manera espuria disciplinas como el coaching y/o la psicología positiva lanzan soflamas del tipo: “Consigue tus sueños”, “Alcanza la felicidad”, “No desperdicies más tu vida, disfruta en plenitud” …….






La ignorancia y la osadía no suelen tener límites. Y dada la necesidad, en ocasiones insoportable, de sentirnos exitosos, triunfadores, especiales, acudimos a la llamada que el gurú de turno nos propone para redimirnos de nuestras miserias.
Al poco tiempo de estar trabajando con Absalón, le pregunte sobre qué le gustaría hacer/dedicarse en el futuro. Me respondió sin muchas dudas: - Notario. Le dije: -Qué sabes de esa profesión y qué te atrae de ella?
-Un amigo de mi padre es notario, tiene un Porsche, va a esquiar a Los Alpes todas las navidades y  conoce casi la mitad de los países del mundo.



Absalón había repetido dos cursos y le costaba aprobar el recreo. Pero de su realidad huía con facilidad y se movía fundamentalmente por el principio de placer. La distancia entre su realidad y su sueño tendía al infinito. No percibía la necesidad del esfuerzo para pasar de su aquí-ahora a su sueño dorado. Su mente aceptaba la posibilidad mágica de chascar los dedos y convertirse en notario-esquiador-viajero en Porsche.


No podemos alimentar sueños desconectados de nuestro ser real. Soñamos aquí y ahora. Si desconocemos ese aquí y ahora no podremos construir sueños alcanzables. Nos pondremos como Absalón en manos de la magia. Solo cuando afrontamos nuestra realidad estaremos en condiciones de aceptarla y cambiarla y entonces tendremos las riendas sobre nuestros sueños convirtiéndolos en objetivos alcanzables, realistas, medibles, temporales, ilusionantes (Smart) que nos permitirán avanzar, desarrollarnos y sentirnos satisfechos y orgullosos.

Flaco favor les haremos a los Absalones de turno si simplemente les animamos a ser notarios sin antes hacerles ver de dónde parten y cuál es el camino que tienen que recorrer para ello. Sólo conseguiremos personas frustradas e insatisfechas que se percibirán como bichos raros porque van a ser los únicos que no han podido alcanzar sus sueños. No sé si Absalón va a ser notario pero probablemente  se podrá sentir bien consigo mismo siendo lo que haya decidido ser.


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